14 de noviembre | Conferencia de Juan Luis Conde

Juan Luis Conde, el autor que nos encandiló con su obra La lengua del imperio, vuelve a visitarnos, esta vez para presentarnos sus últimas reflexiones: cómo las franquicias han invadido incluso el terreno de la lengua y han colonizado la sociedad y la vida ciudadana.

El encuentro, organizado por Foro Ciudadano, será el 14 de noviembre a las 19.00 en el Centro Español Lucien Wercollier (27 Rue de Strasbourg).

A continuación, os ofrecemos dos  textos breves del propio Juan Luis Conde, profesor de Filología Latina en la Universidad Complutense y autor de varias novelas, para, de este modo, ir anticipando la futura y estimulante velada:

Todos nos hemos familiarizado con una realidad de nuestro tiempo, esos centros comerciales de cualquier rincón del mundo globalizado en los que el visitante se encuentra, invariablemente, con las mismas tiendas que le ofrecen los mismos productos: las franquicias. Esa forma de negocio es también una buena imagen para el conocimiento actual, para su generación y difusión. El “conocimiento franquiciado” construye una forma de dependencia que pone en cuestión nuestra actitud personal y profesional, la solidez de nuestros vínculos sociales.

En el último texto, el escritor nos invita a reflexionar sobre la imposición del inglés como lengua vehicular, incluso en el ámbito universitario:

La entronización del inglés como lengua de dominio obligado en los ámbitos de la investigación universitaria tiene consecuencias importantes sobre la forma en la que ésta se lleva a cabo así como sobre la vida profesional de los profesores e investigadores. La idea del «conocimiento franquiciado» parte de una imagen habitual: esos centros comerciales de cualquier rincón del mundo globalizado en los que el visitante se encuentra invariablemente con las mismas tiendas que le ofrecen los mismos productos. Esa imagen es la que se proyecta sobre los centros de investigación contemporáneos. El «mito del fin del mito de Babel», gracias a la supuesta mediación de una «lingua franca», produce así una forma de neocolonialismo asimilable al franquiciado. Esa servidumbre epistémica muestra ya sus consecuencias: control de la agenda científica por parte de una metrópoli intelectual, drenaje de talentos y mella de la creatividad en las culturas provinciales. Para los traductores, las lecciones resultan inevitables: a la par que la fabricación de ideas, la circulación del lenguaje discurre en sentido único, desde una lengua a todas las demás.